La terapia Gestalt nos invita a tomar consciencia o darnos cuenta: qué me está pasando y qué estoy haciendo en este instante, aquí y ahora.

Exploramos la fenomenología del cuerpo, la mente y la emoción como brújulas de nuestro estado interno. Vemos al niño o al adolescente, a la parte olvidada o necesidad no cubierta. Expresamos lo que no pudo ser dicho y sentimos lo que aprendimos a evitar. Contactamos con partes y cualidades que proyectamos fuera.

Terapia Gestalt: un enfoque humanista

Toda sesión es creativa: nos encontramos en un aquí y ahora únicos, poniendo atención a lo que se va mostrando. No nos importa lo que debería ser: miramos sin juicio lo que aparece a cada momento, acogiendo y atendiendo como proceso de crecimiento e integración.

Descubrir la Gestalt es aprender a estar en el mundo de forma íntegra y flexible. Viviendo cada vez con menos máscara y más presencia.

Constelaciones Familiares: accediendo una información sistémica

Constelar es un formato terapéutico que nos permite acceder a información inconsciente. Las Constelaciones Familiares o sistémicas sirven para comprender dinámicas ocultas, ver qué mantiene algo sin resolver, o arrojar luz sobre el mejor paso a dar en una situación dada.

Con la ayuda de representantes (que pueden ser personas u objetos inanimados), configuramos la situación a trabajar. Todo puede mirarse y trabajarse desde el prisma sistémico: viendo las implicaciones y dinámicas inconscientes, así como la función oculta que cumplen las partes implicadas.

Trabajar de este modo nos permite  dar cuenta de los órdenes inconscientes que rigen una situación o dificultad. Así, se hace posible integrar rasgos proyectados en algo o alguien externo, al obtener conocimiento del campo de información al que todos estamos conectados.

Ampliamos inequívocamente nuestro punto de vista, saliendo de una pequeña visión subjetiva para descubrir que no somos seres independientes, sino que formamos parte de sistemas más grandes.