nos invita a tomar consciencia o darse cuenta: qué me está pasando en este instante, aquí y ahora.
Exploramos las señales del cuerpo, la mente y la emoción como brújulas de nuestro estado interno, profundizando en aquello que habitualmente evitamos o escondemos. Vemos al niño o al adolescente, a la parte olvidada o a la necesidad no cubierta. Expresamos lo que no pudo ser dicho, o sentimos las emociones que hemos aprendido a obviar. Contactamos con partes propias que habíamos proyectado fuera.
Un encuentro es una sesión creativa donde nos acercamos a la comprensión y la toma de consciencia. No nos importa lo que debería ser: miramos sin juicio lo que se manifiesta a cada momento, viendo y atendiendo como proceso de crecimiento e integración.
Descubrir la Gestalt es aprender a estar en el mundo de forma más completa, más flexible, mostrándonos y relacionándonos cada vez con menos máscara y más presencia.