Ayer vi dos petirrojos

Ayer vi dos petirrojos y hoy, dos abubillas. ¿Seré la mujer más afortunada del mundo? ¿Tendrá la vida serios planes para mí? Alguien me dijo hace poco que, cuando los pájaros detectan a un ornitólogo aficionado, se preocupan de llamarlo para que este mire en su dirección. Si los busco no los encuentro, y permanezco como una idiota mirando a las copas de los árboles ganándome una tortícolis. Pero cuando menos me lo espero aparecen en mis narices mis favoritos: la curruca cabecinegra, el carbonero, el herrerillo, la estrilda y la abubilla, saltando de una rama a otra o volando distancias cortas.

Ayer, entre uno y otro petirrojo vi un pajarillo que nunca había visto antes. Del tamaño de un gorrión, negro y con motas blancas muy pequeñas, se movía con la velocidad de la estrilda pero sin ir en grupo. Una suerte de estornino pequeño. No lo he encontrado en mi guía de aves paseriformes de la península ibérica, así como en la lista de aves invasoras. Un misterio que tal vez algún connaisseur sepa ayudarme a resolver.